Fecha
16 de diciembre de 2021
La Casa Museo Jon Cortina, un proyecto colectivo de la comunidad de Guarjila (Chalatenango), dedicado a la memoria del padre jesuita, reabrió sus puertas al público el pasado sábado 11 de diciembre, después de unos trabajos de renovación financiados por amigos de la comunidad de Guarjila en Estados Unidos y con el apoyo de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Cáritas El Salvador, la Asociación Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos y el Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV).
La Casa Museo Jon Cortina nació en 2006, ubicada en el lugar donde vivió el padre jesuita sus últimos nueve años de vida hasta su muerte un 12 de diciembre de 2005. Sin embargo, el espacio tuvo que cerrarse al público por problemas de filtraciones de agua y polillas que dañaron la infraestructura de madera.
El espacio resguarda la memoria de Jon Cortina, un sacerdote jesuita oriundo de Bilbao (España) que llegó a El Salvador a los 21 años y que después de seguir formándose en otros países, llegó a trabajar a la UCA donde formó a centenares de ingenieros salvadoreños hasta 2005. A finales de 1987 comenzó su trabajo con las comunidades del nororiente del país que regresaban del campo de refugiados de Mesa Grande en Honduras, donde se habían desplazado por la guerra civil.
Tras su apertura, las personas que visiten la Casa Museo podrán encontrarse con un espacio que recorre la biografía del sacerdote, los proyectos comunitarios que apoyó, como la construcción del puente en el río Sumpul o la clínica Ana Manganaro. También podrán conocer sobre su vida religiosa y su dimensión académica, hasta la fundación de la Asociación Pro-búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos durante el conflicto armado.
“Queremos contar diferentes facetas de la vida del padre Jon, pero en medio de todo eso queremos contar nuestra vida también, nuestra historia comunitaria, cómo fue que nosotros llegamos a Guarjila”, destacó Elsy Mavel Rivera, representante de la comunidad y coordinadora de la reapertura de la Casa Museo quien nació en el campo de refugiados de Mesa Grande y que llegó a Guarjila cuando tenía un año de edad. “Queremos contar cómo la gente desde allá se organizó para volver, cómo fuimos paso a paso construyendo esta comunidad y cómo Jon llegó a esta comunidad no solo a acompañarnos en el proceso espiritual sino en nuestro proceso de desarrollo, de lucha y esperanza”, describió Rivera quien conoció personalmente al padre Jon.
“Una maravilla el trabajo comunitario de resguardo de la memoria del legado del padre Jon Cortina, un ejemplo de lucha por los derechos humanos, cuyo trabajo sigue inspirándonos hoy en día”, dijo Eloisa Vaello Marco, directora del CCESV durante el acto de reapertura de la Casa Museo y que coincidió con el XVI aniversario del legado del padre jesuita Jon Cortina.
La Casa Museo que está ubicada en medio de la naturaleza, rodeada de cerros y vegetación, se abre nuevamente gracias al apoyo de “un sin fin de gente solidaria que se ha sumado a este proyecto”, cuenta Rivera quien menciona a Francisco García y sus amigos Jimmy Collins y Hunter Nelson, quienes han aportado económicamente para la rehabilitación, así como el trabajo voluntario del Comité de gestión y administrador del proyecto y la participación solidaria de los jóvenes de la Fundación Tamarindo, Jóvenes Emprendedores Creando Futuro y becarios de la ADESCO que se sumaron a la obra. “Es un proyecto que se ha hecho con mucho amor y solidaridad para un hombre que nos dio mucho amor y entregó su vida a esta comunidad”, dice la coordinadora.
El padre Jon Cortina, además de su entrega en los proyectos sociales, acompañó las luchas y esperanzas de los campesinos por construir un país más equitativo y humano, según destacan los textos de la exposición elaborados por la comunidad. Estuvo presente en diferentes denuncias, conmemoraciones e iniciativas históricas, por ejemplo, acompañó a la Comisión de la Verdad a visitar las comunidades repobladas de Chalatenango para recoger los testimonios de los sobrevivientes del conflicto armando en 1992; participó en el primer “Ayuno contra la Impunidad” en 1993, en la “Peregrinación por la tierra y los Acuerdos de Paz”, y en la búsqueda de verdad y justicia para las víctimas de la Masacre del Sumpul.
Además, Jon Cortina fundó la carrera de Ingeniería Civil en la UCA y su amigo Jon Sobrino cuenta que fue el impulsor de los estudios de Sismología y de la construcción de estructuras seguras en El Salvador. Además, en su tesis doctoral diseñó un tornillo que la Comisión Atómica de Canadá y la NASA usó en una nave que envió al espacio.
El CCESV ha colaborado con la Asociación de Desarrollo Comunal (ADESCO) de Guarjila en la investigación, curaduría, la elaboración del diseño museográfico, la producción y montaje. El trabajo se inició con una investigación sobre el legado de Jon Cortina resguardado por la propia ADESCO, los archivos de la UCA y Pro-Búsqueda, quienes conservan fotografías, videos, publicaciones, informes, cartas, comunicados, etc. También se realizaron entrevistas y conversaciones con diversas personas.
Posteriormente, el equipo del CCESV realizó la curaduría, que es la selección de objetos y recursos, junto con Nilcer Melgar y Elsy Rivera, representantes de la comunidad, quienes contextualizaron cada contenido seleccionado. “Los objetos fueron elegidos por su valor de memoria e importancia para la comunidad”, explica Antonio Romero, coordinador del equipo del CCESV involucrado en el proyecto e integrado también por Mauricio Kabistán, Ferrán Mascarell, Juan Medardo y Mario Arévalo.
Como parte de la museografía, se decidió un diseño blanco, transparente para que los objetos significantes estuvieran expuestos de manera directa al público sin interferencias. La exposición se dividió en cuatros aspectos: biografía y vida cotidiana, el origen (Mesa Grande) y proyectos, vida religiosa y académica y la defensa de los derechos humanos y Pro-Búsqueda.